Primera quincena julio 2018.
DEUDA PUBLICA, PRESUPUESTO Y RENDICIÓN
Desde los setenta la deuda pública uruguaya exhibe una tendencia constante al crecimiento. A veces evoluciona gradualmente. A veces a los saltos.
Las cifras son elocuentes. Desde un entorno de 1000 millones de dólares a casi 40.000 ino hay como equivocarse. El salvataje de Bancos quebrados, subsidios al gran capital, el costo del sistema de AFAP, la bola de nieve que van generando los intereses de la misma deuda explican la dinámica.
Los gobiernos “progresistas” no fueron la excepción por más vueltas que le den a las cifras. Los datos son contundentes. En 2005 en plena crisis la deuda pública rondaba los 14000 millones de dólares. Las cifras oficiales de 2018 multiplican casi por tres el registro.ii
Incluso los datos sobre deuda están sub valorados ya que muchos de los acuerdos, de moda, de participación público privados esconden nuevas formas de deuda no registrada, ya que en los contratos se conceden beneficios futuros derivados de los préstamos o inversiones.iii
Las trampas al solitario no pueden ocultar la realidad. El presentar las cifras como porcentaje del PBI no tiene solideziv. El indicador sobre producción crece impulsado por servicios y actividades en zonas francas que no aportan prácticamente nada a los ingresos del Estado. Aún así, el ritmo de aumento del PBI, es notoriamente menor al de la deuda con lo que les resulta difícil maquillar los datos.v
El término deuda soberana, es un curioso invento de prestidigitadores del lenguaje. La mayor parte de los contratos de deuda se rigen por normas que implican subordinar las decisiones locales a los centros financieros imperiales. Además Uruguay ha firmado diversos acuerdos de protección mutua de inversiones que entregan a organismo ajenos al país los posibles litigios. Por si todo esto fuera poco es notorio que las políticas que promueven FMI y Banco Mundial protegen a todos los acreedores.
De cara a una nueva rendición de cuentas, los responsables de los regalos al gran capital aggiornan el relato. Admiten la importancia y los perjuicios de la deuda, pero tergiversando la realidad pretenden explicarla como consecuencia del gasto social. Cómo si el costo de los servicios de salud, educación vivienda, salarios públicos fueran los responsables de déficit presupuestales y de la evolución de la deuda.
La tesis de que la deuda es función directa del déficit fiscal choca con los datos oficiales. Basta comparar año por año ambas variables para apreciar su distancia. A título de ejemplo se puede ver que el déficit en 2017 rondó los 3000 millones de dólares, mientras la deuda pública creció en más de 5000.vi
Grandes banqueros e importadores fueron los mayores beneficiados de las políticas de retraso del tipo de cambio que gestaron la magnitud actual de la deuda pública. Transferencias de riqueza para solucionar las crisis de la Banca están en la génesis de los grandes saltos en su magnitud.
La estructura de ingresos y gastos del Estado demuestra también claramente que el pueblo sustenta los impuestos de mayor recaudación y los grandes capitales mediante zonas francas, privatizaciones de áreas rentables son beneficiados. Los salarios apenas representan el 17% de los gastos.
La próxima rendición de cuentas amenaza reiterar los peores rasgos de las finanzas públicas en Uruguay. La prioridad del gobierno es el pago de intereses de deuda, mantener e incluso ampliar los privilegios del gran capital. Obviamente implica postergar todo lo demás. La crisis recaerá nuevamente sobre el gasto social y los salarios.
GOTITAS DE ECONOMÍA
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En el primer trimestre de 2018, el número de trabajadores en seguro de paro llegó a más de 37000 trabajadores. Un 2% más que el mismo lapso de 2017.
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En el primer trimestre de 2018, la deuda pública uruguaya superó los 40.000 millones de dólares, sin contabilizar intereses. Casi 7000 millones más que en marzo de 2017. Se supone que esos préstamos ingresaron al Estado uruguayo. Cada familia por esta vía tiene una deuda mayor a los 40.000 dólares. ¿Usted los vio ?
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Los datos del BCU registran un aumento del PBI del 2.2% para el primer trimestre de 2018 respecto a 2017. Se reiteran los rasgos de los últimos años. El crecimiento se explica por el rubro comunicaciones ponderado en los cálculos de manera discutible y el comercio importador fruto del atraso del tipo de cambio y el incremento de deudas. Eventualmente crece la actividad en zonas francas.
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Hasta datos oficiales en Argentina marcan los efectos de las políticas económicas neoliberales. El desempleo llega al 9.1%. Caen ventas del comercio minorista. El déficit comercial externo entre enero y junio fue de 4698 millones de dólares contra 1866 en 2017. La bolsa de valores cayó un 9%, el 27 de junio. Los analistas dicen que porque hay menor aversión al riesgo. Nunca entendí que quieren decir ¿será que los inversores leen el horóscopo?.
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El ex director del FMI Rodrigo Rato figura entre los grandes deudores morosos en España. Más de un millón de euros. ¿Es el mismo ex jerarca de la institución que dice que la deuda externa se honra? ¿O solicitará auditoria y moratoria?
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Estados Unidos redobla sus amenazas de incremento de aranceles a la importación. Paralelamente restringe las inversiones chinas en el país pretendiendo evitar la transferencia de tecnología y para proteger la propiedad intelectual. Mundo globalizado que le dicen.
iSin contabilizar los intereses.
iiNo se precisa mucha memoria para recordar cuando nos decían que la deuda no existía más.
iiiFideicomisos y pagos de canon que comprometen ingresos futuros, por cárceles privadas, compras de energía por parte del Estado a precios especiales para los molinos de viento etc. El Estado asume compromisos a futuro que funcionan como deuda.
ivEn tanto y cuanto el indicador mencionado incluye la reposición de las maquinarias desgastadas que no son ingresos, está inflado en dólares, mal valorado, y así y todo la tendencia de los últimos años es creciente.
v Otro de los juegos de “mosqueta” utilizados por la conducción económica consiste en hablar de deuda neta como diferencia de la deuda con los activos computando además como propios los encajes o reservas en garantía de los Bancos privados.
viLos datos de los años previos no muestran ninguna correlación directa entre ambas variables. Menos aún con el gasto social.