Agosto segunda quincena.
EL DÓLAR EN LA REGIÓN.
Los banqueros y/o sus adictos que están al frente de los Ministerios de economía del cono sur de América latina levantan la bandera de “combate a la inflación”. Como tantas veces, el ropaje teórico encubre grandes intereses privados que procuran instaurar políticas económicas a su servicio.
Contracción de emisión de dinero, atracción de capitales externos mediante elevadas tasas de interés, empujes privatizadores, con diferentes disfraces, marcan la aceleración del proceso de restauración de la ideología de los “Chicago boys”i que, desde los setenta, fomentan políticas al servicio del gran capital financiero en esta parte del continente.
Paralelamente grandes centros de poder, debilitan sus monedas, mediante tasas de interés prácticamente nulas, favoreciendo la transferencia de capitales hacia el sur. Especialmente fondos especulativos o tendientes a a apropiarse de materias primas esenciales.
En el cono sur de América latina se revela la otra cara de la medalla. Emisión de títulos de deuda y venta de patrimonio. Este cóctel incrementa la oferta de dólares presionando su cotización al descenso y quitando presión sobre precios locales, con resultados modestos hasta para cifras oficiales. En Argentina el INDEC, registra para los cinco primeros meses de 2016 incrementos del IPC del 24%. En Uruguay ronda el 11% y algo similar sucede en Brasil.
El “atraso cambiario” o “tablita” en funcionamiento con todas sus consecuencias. La historia mostró en el pasado aumentos de costos internos en dólares, mayores importaciones, crecimiento de deudas públicas y privadas. Esos factores fomentaron crecimiento comercial y de servicios conexos, con fuertes contradicciones que culminaron en crisis.
En el escenario actual de retroceso económico regional las contradicciones se aceleran y el “costo” de estos procesos para los sectores populares se torna más gravoso.
En Uruguay los sectores más atractivos para grandes capitales ya han sido absorbidos. Deudas públicas y privadas se encuentran en niveles de riesgo. El ingreso medio de las familias se contraeii, disminuyen las fuentes de trabajo y aumenta la morosidad en los créditos. La actividad económica disminuye excepto en zonas francas cuyo funcionamiento es ajeno a la dinámica local y los frutos de su crecimiento fluyen al exterior
En Argentina, la transferencia de recursos hacia los banqueros, fondos buitres y grandes exportadores, tiene su contrapartida en el descenso del poder de compra de los trabajadores estimado en un entorno del 10% promedio en el primer semestre del 2016. En consecuencia se contrae la demanda interna y la industria manufacturera que descendió un 6.4% en junio 2016 respecto al año anterior. También es notorio el desplome de la construcción, fruto de la menor obra publica que llega al 20%.
En Brasil la perspectiva de consolidación de Temer en el gobierno acelera el ingreso de capitales especulativos y prestos a absorber privatizaciones. El descenso de la cotización del dólar es espectacular, con un precio que pasó de un entorno de 4 reales por dólar a un rango cercano a 3. Es difícil buscar explicaciones en la producción cuando la industria cae un 9% y las ventas minoristas 10% en mayo respecto al año anterior.
En suma, los motores que alimentaron provisoriamente la supuesta fase de auge de las pasadas experiencias de retraso cambiario han agotado gran parte de su dinámica. Las posibilidades de privatización se han ido acotando en la medida que los sectores más rentables ya han sido absorbidos por los grandes capitales del exterior. Los precios de las materias primas exportadas han dejado atrás su mejores momentos, las deudas públicas han crecido, y las deudas de los los consumidores se encuentran en rangos peligrosos.
Es decir, ingreso de capital extranjero, boom importador, auge comercial en base a la deuda, saqueo de recursos básicos y naturales tienen poca cuerda para generar siquiera una pantomima de crecimiento. En este marco los grupos dominantes profundizan la redistribución del ingreso en su beneficio. La acción de los sectores públicos tendiente a favorecer banqueros, especuladores, grandes importadores y exportadoresiii de Brasil, Argentina, Uruguay implica la aplicación brutal de subas de tarifas, renuncias fiscales y subsidios a grandes capitales y ajustes de salarios.
Los amanuenses del Banco Mundial y el FMI, no tienen nada que ofrecer a los pueblos del sur, aunque a veces se olvide. Pero solo por un tiempo.
GOTITAS DE ECONOMIA
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En Uruguay la tasa de empleo que registra el INE en junio de 2016 es de 58.5%. El mismo mes de 2015 fue de 59.5%. Paralelamente crece también la cantidad de trabajadores en seguro de paro.
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La empresa papelera Fanapel productora de papel, envió la mayor parte de sus trabajadores al seguro de paro, engrosando una larga lista de industrias ubicadas en Uruguay que cesan actividades.
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Los analistas argentinos afines al modelo Macri proyectan un descenso del PBI de 1.4% para 2016.
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La economía boliviana creció 4.9% el primer trimestre liderando el crecimiento en América latina.
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Stiglitz y el experto suizo Mark Pieth renunciaron a la comisión de análisis de los Panamá papers Versiones periódisticas indican que es por la falta de transparencia en la divulgación de la información que debe pasar el filtro de la autorización del gobierno.
iNombre asignado a los discípulos de Milton Friedman que conciben la inflación como un fenómeno estrictamente monetario y su combate a partir de la reducción de la emisión de dinero. En un marco que procura la apertura total de la economía al exterior y la reducción al mínimo del rol de los Estados.
iiSegún datos del INE el promedio en pesos constantes de 2005 se redujo desde $7680 en el segundo trimestre de 2015a $ 7530 en el mismo período de 2016. En particular el ingreso de los asalariados pasó de un índice de 66 a 65 (estancado en 67 para los hombres y cayendo de 66 a 64 para las mujeres) y el de los trabajadores por cuenta propia de 63 a 58 (de 70 a 63 los hombres y de 57 a 55 mujeres).
iii Los exportadores perjudicados por la caída de la cotización del dólar reciben como contrapartida subsidios o devoluciones de impuestos y descenso de salarios reales.