La fiebre, el termómetro y las recetas..
LOS PRECIOS Y EL FONDO
El incremento de precios de artículos básicos de consumo para la canasta familiar es notorio. En particular los productos derivados de la carne y el trigo marcan una tendencia que golpea fuertemente el presupuesto de las familias.
Hasta las cifras recientes del Instituto nacional de estadísticas, registran un aumento del IPC cercano al 1% en febrero, rango superior a las metas establecidas por el gobierno. De todos modos los inefables datos oficiales siempre parecen cortos respecto a la sensación de los bolsillos.
Las causas de los aumentos de precios son diversas pero se relacionan con el estancamiento secular de la ganadería uruguaya, la impunidad para las grandes empresas, las elevadas tasas de interés y en definitiva con las políticas económicas aplicadas.
Los precios.
Combustibles, boletos, pan, carne, son perlas de un largo collar de aumentos. La apertura irrestricta de la economía uruguaya permite la exportación sin restricciones ni tributos, de productos de consumo sensibles para la población trabajadora generando menor oferta interna y por lo tanto aumentos de precios.
Las políticas de apertura y dólar barato aumentan la oferta de bienes importados pero la concentración del mercado favorece fundamentalmente al gran comercio.
En definitiva el promedio de la evolución de precios oculta una realidad en que los precios que más suben son aquellos que afectan a los sectores de la población con menores ingresos.
El saldo implica favorecer una estructura de precios que beneficia esencialmente a un núcleo reducido de la población a costa de un aumento sin precedentes de la deuda pública para sostener el dólar barato..
Más de lo mismo.
Las recetas del FMI son las de siempre. Aumentar las tasas de interés, reducir el gasto público y privatizar. La respuesta del gobierno uruguayo y en particular del Ministerio de Economía, es también la de siempre. Escuchar y obedecer.
La justificación teórica supone que las tasas elevadas favorecen el ahorro y reducen por ende la demanda de bienes de consumo limitando los precios.
En los hechos, se fomentan los comportamientos especulativos Los tenedores de dólares los venden para prestar dinero al Estado comprando títulos de deuda en pesos con expectativas de buenas ganancias de corto plazo. El efecto es aumentar la oferta de dólares debilitando su precio y fortaleciendo el peso en lo inmediato
La otra cara de la medalla consiste en el incremento de loa deuda pública en pesos y fuertes egresos futuros del Estado por pago de intereses. Paralelamente crecen las deudas privadas.
A la apertura infinita del comercio exterior uruguayo se suma la inflación en dólares que provocan estas políticas representado un verdadero subsidio a la importación de todo tipo de artículos, desde los necesarios hasta los chirimbolos más prescindibles, pasando por aquellos que arruinan la producción interna. El globo se infla en forma desmedida hasta que la magnitud de las deudas y los desequilibrios comerciales con el exterior hacen inviable el proceso.
Claro que los países del norte fomentan esta dinámica en el sur para que les sigamos cambiando alimentos y materias primas por cuentas de vidrio y espejitos con brillo.
La historia tanto en el mundo dependiente en general como en Uruguay en particular muestra efectos desastrosos para los trabajadores como lo demuestran las tablitas de los ochenta y de finales del siglo XX.
Esta película ya la vi con otros actores. Como algunos culebrones el final se podrá alargar más o menos pero a la larga el continuismo acentúa las contradicciones y el resultado de la nueva versión de la Maldición de Malinche probablemente sea un mazazo contra los bolsillos del pueblo.