El gobierno uruguayo, pone en el tapete proyectos de reformas que intentan elevar la edad jubilatoria rebajando la cobertura de la seguridad social.
El proyecto se inscribe claramente en una ideología que pretende retroceder el reloj de la historia más de un siglo y medio, quitando responsabilidad al Estado y considerando de hecho la seguridad social como una especie de seguro individual, cuyo financiamiento debe corresponder al propio trabajador.
El fundamentalismo neoliberal, contradice la declaración universal de los derechos humanos que establece en su articulo 22 que “toda persona como miembro de la sociedad tiene derecho a la seguridad social”. El concepto se complementa en la segunda parte del artículo 25. “Tenemos derecho a seguro en caso de desempleo, enfermedad, inválidez, viudez, vejez, u otros casos de pérdida de nuestros medios de subsistencia por circunstancias ajenas a nuestra voluntad”.
Garantizar el derecho público de acceso a la seguridad social es una responsabilidad de los Estados, inalienable e irrenunciable. Su financiamiento forma parte de las obligaciones de la sociedad en su conjunto como cualquier otro gasto o inversión del Estado en sus diferentes funciones.
El ser humano que por un conjunto de circunstancias como enfermedad, accidentes laborales, ausencia de fuentes de trabajo, vejez, queda marginado de los mercados laborales tiene el derecho a ser asistido por la sociedad.
La dinámica de la mayor parte de los países fue determinando el predominio de regímenes tripartitos con aportes del Estado, patronales y obreros. El desarrollo del capitalismo, implicó la aceptación de los sistemas de seguridad social como una herramienta para estabilizar la demanda en períodos de crisis.
En Uruguay la presión de los acreedores de la deuda pública, mediante las calificadoras de riesgo, y la ideología dominante en el gobierno multicolor arremeten contra las jubilaciones, argumentando el costo que representan para el Estado. Su relato, olvida entre otras cosas que las estrategias económicas predominantes en Uruguay de los últimos 50 años, fueron gestando progresivas reducciones de aportes patronales, sustituidos por impuestos al consumo. En consecuencia el país se ha convertido en uno de los pocos en que los aportes del trabajador superan los que realiza el capital.
A ello se agrega la vigencia del sistema de AFAPS, sustentado en el ahorro individual y la presencia de instituciones privadas intermediando y lucrando con los aportes de los trabajadores.
Mientras se reducen gasos sociales, trabajadores públicos y poder de compra de los salarios, proliferan paralelamente subsidios y renuncias fiscales para la creación de una segunda planta de celulosa por parte de UPM, monocultivos de eucaliptus, grandes Bancos, grandes exportadores.
El incremento de las expectativas de vida es otro de los fundamentos de la iniciativa gubernamental. La fragilidad del planteo es notoria en un mundo donde los avances tecnológicos permiten incrementar la producción con menos tiempo de trabajo.
Mientras países europeos reducen la jornada laboral, el gobierno uruguayo pretende extenderla en el tiempo, creando además una barrera más a los jovenes que pretenden ingresar a los mercados laborales en contextos de elevada desocupación.
GOTITAS DE ECONOMIA.
- Continúan los incrementos mensuales de precios de combustibles y ello repercute sobre diversos productos. El precio de paridad tomado como referencia y el “sacrosanto” mercado, así lo determinan. La promesa, es que cuando baje el petróleo, lo harán los precios. ¿Será cierto?
- La campaña oficial contra los supuestos y escasos subsidios que permiten abaratar productos de consumo popular como el super gas, se multiplican en la voz de la conducción económica y fundamentalistas neoliberales. Mientras callan sobre los grandes beneficios que otorgan a gigantescos grupos económicos.
- La tasa de desempleo registrada por el INE tuvo un leve descenso en junio y se ubicó en 9.4%. No están allí el 22% que dejaron de buscar trabajo por lo infructuoso de su esfuerzo y que se registran dentro del 38% calificados de inactivos. Tampoco los trabajadores en seguro de paro.
- La tasa de letalidad del corona virus cada millón de habitantes, es de 1881 en Estados Unidosi y 195 en Cuba. Lo curioso es que Biden plantea intervenir en la isla con el pretexto de combatir la pandemia, a la par que recrudece el bloqueo económico y diversas formas de agresión. Imperialismo en toda su crudeza.
- El PBI de China creció 18.3% el primer trimestre de 2021, respecto a el mismo lapso de 2020. El dato debe relativizarse debido al fuerte descenso del producto en el primer trimestre de 2020, afectado por el corona virus.
- El PBI de la euro zona cayó 1.8% en el primer trimestre de 2021 respecto al de 2020. El descenso fue de 0.3% en relación al trimestre previo.
iDatos tomados del artículo de AA Borón. La revolución cubana víctima de su éxito. Tomado de Le Haine.